Cambiemos, ahora Juntos por el Cambio, nació de un acuerdo entre integrantes de distintos partidos que entendieron la situación comprometida del país y que escucharon el llamado histórico para hacerse cargo. Hoy es una herramienta social que encarna valores que nuestra comunidad considera centrales para el presente y para el futuro.
Los primeros tres gobiernos kirchneristas desaprovecharon los impulsos económicos facilitados por el contexto económico global de inicios de siglo, lesionaron la conversación pública y persiguieron todo disenso o visión crítica descalificando a la oposición, demonizando al sector privado y persiguiendo a los medios de comunicación. La vocación sectaria de ir por todo no construyó nada para el futuro y dejó afuera a la mayoría de los argentinos. Por si eso fuera poco, consumaron en las sombras casos de corrupción escandalosos para quedarse con el dinero de todos.
Pudo haber sido suficiente para evaporarnos hasta la última gota de esperanza, pero los argentinos no dejamos fácilmente nuestro futuro en manos de quienes quieren acomodarlo a su conveniencia.
A principios de 2015 los referentes del PRO, la Unión Cívica Radical, y la Coalición Cívica ARI, entendieron el riesgo al que se estaba sometiendo el país e interpretaron la demanda popular de unirse en lugar de fragmentarse.
Fue un acuerdo de líderes comprometidos con su época, capaces de escuchar la realidad y de entender su vínculo con la historia, sobre la cual construimos nuestra identidad.
Juntos por el Cambio es heredera de tres tradiciones fundantes de la Argentina: la UCR expresa la tradición democrática, personificada en Raúl Alfonsín; el PRO expresa la tradición liberal, bandera de las administraciones de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires desde 2007; y la Coalición Cívica encarna la tradición republicana, la búsqueda de un contrato moral y de un Estado al servicio de los ciudadanos.
Con estas tres tradiciones en nuestro ADN fuimos protagonistas, bajo diferentes denominaciones, de momentos fundamentales de la historia argentina. Somos los herederos de quienes recuperaron el orden democrático en el 83, los impulsores del juicio a las Juntas en el 85, los que promovimos un retorno a las reglas del juego en 2015, favoreciendo desde entonces la alternancia política tan necesaria para el sistema republicano y sus instituciones. Somos quienes restauramos el orden institucional cuando el país estuvo amenazado por el caos, trasladamos la discusión política de las calles al Congreso y pusimos reglas cuando faltaron. Somos los que denunciamos y enfrentamos la corrupción cuando el resto la dejaba pasar. Somos los forjadores de las leyes, de los acuerdos profundos, los defensores de la ética pública, los garantes de la alternancia política y de la libertad económica. Los custodios de nuestra gran clase media trabajadora.
Nuestro mensaje recoge el eco de quienes lucharon por la paz y la prosperidad de la Argentina. No hay otra fuerza en la que convivan esos pilares de la nación con tanta solidez y con tanta naturalidad. Somos una fuerza histórica y moderna, una poderosa coalición ciudadana que dialoga con lo mejor de nuestro pasado y tiende un puente hacia el futuro.